miércoles, 27 de junio de 2012

presas fáciles



Inocentemente volví a la lectura de verano: Moby Dick. Capítulo LXXXIX: Pez amarrado, pez suelto: sobre las leyes y reglas de la caza de ballenas. No hay nada escrito, pero se sabe: 1) Un pez amarrado pertenece a la parte que lo amarra.
2) Un pez suelto es buena presa para el primero que lo atrape. Cuando todo parece tan sencillo, viene la pregunta ¿qué es un pez amarrado? ¿qué es un pez suelto?

Interesantes disquisiciones se van desgranando: ¿qué son los músculos y las almas de los siervos rusos y de los esclavos republicanos sino peces amarrados, cuya posesión es la totalidad del derecho? ¿Qué es para el rapaz propietario el último céntimo de la viuda sino un pez amarrado?

¿Qué son los derechos del hombre y las libertades del mundo sino peces sueltos? ¿Qué son todas las ideas y opiniones de los hombres sino peces sueltos? 

¿Y qué eres tú, lector, sino un pez suelto y también amarrado?

Cerré el libro con fuerza. A ver, Melville, qué saben las bestias de los arpones que llevan clavados???. Salvo algún ardor, algún cosquilleo que nos lleva a abrir de nuevo un libro ¿¿qué sabemos??
(Hecho mi descargo de presa, volví con la mayor docilidad a ubicarme a tiro del arpón)

martes, 26 de junio de 2012

bullshit


Me impresiona la gente.
La gente puede pasar a través tuyo, pisarte, ignorarte, no contestar cualquier pregunta básica que se le formule.
Pero basta que vean a un ser “diferente” para que toda la projimidad se les venga encima. Se ven compelidos a decir algo.
Van hacia el fuego como la mariposa.
Entonces, una vez allí, se muestran interesados. Su mórbida curiosidad no resiste y aparece rutilante detrás del baño de palabras de aliento y consuelo. Hay que verlos deshacerse en amorosidad turbia al down, al ciego, al cojo. Hay que verlos irse con su corazón henchido de bondad y buenas intenciones. Hay que verlos complacidos frente a su buena acción del día. Qué barato te sale, culiado.
La gran barata de las emociones fáciles.
Hasta agotar el stock.
Frente a esto no hay mucho que hacer, salvo ser descorteses.
Tener la valentía de la descortesía para elevar el dedo en el gesto adecuado.

viernes, 22 de junio de 2012

trenes, camiones, tractores, tranvías, carros




Está bien, podemos no entender mucho de nada.
Igual el deseo es algo que se experimenta, no algo que se construye.
Entonces, no seamos constructivistas en ese punto, aceptemos.
No todos los trenes nos dejan bien. No es cualquier parada. No hace falta ser maquinista para entender eso.
Seamos un poco pacientes: a la cuarta vez que le pifiamos, con un poco de empeño, aprendemos a discernir las coordenadas.
Los trenes, cuando funcionan, pasan.
Y cuando pasan, hay que subirse. 
Un tranvía llamado deseo.


miércoles, 13 de junio de 2012

Mother


Madre ya le tengo dicho que no me rompa la paciencia con esas visitas inoportunas fuera de programación. Poco me visitó en vida, qué es esto de andar golpeando puertas ahora.
 Ya sé que ud sentía que estaba para otras cosas, y que viene a recordarme que yo también estoy para otras cosas. Lamento desilusionarla una vez más al comunicarle que estoy exactamente donde puedo estar.
Sé que para sus ínfulas de grandeza no le vino bien esta hija indispuesta para continuarla en el trono. Yo sé que siente que la traicioné y le mentí. Efectivamente. Hice ambas cosas, a más no poder. 
Qué podía hacer. O la traicionaba a ud, o me traicionaba yo. 

La vida es así.
Confórmese con saber que la quise como se puede querer algo espinoso. A prudente distancia. Conformesé con que la haya declarado ganadora y me haya retirado sin más, disimulando como pude las marcas de su mordida.
No nos debemos nada mujer.
Así que por favor, deje ya de andar diciendo por ahí que yo la maté. 

martes, 12 de junio de 2012

silogismos




Si hay algo que aborrezco son las “reuniones de mujeres”. Que el equinoccio, que el climaterio, el nido lleno, el nido vacío, las despedidas de solteras, las bienvenidas de separadas. Las evito siempre que se anuncian así, pero a veces, suceden, simplemente suceden. Y una está en el baile de repente, y tampoco quiere ser la inadaptada de siempre.
Había llegado la hora de hablar de sexo, cosa nefasta de ser hablada. La suerte de consigna: experiencias, lugares comunes, bromas.

-Ay, vos, dale, que nunca decís nada…contá, contá.

Pensé en algo clásico, de salón
-Bueno, vieron que gracioso cómo los tipos se calientan diciéndote puta?
Bastaba con un "jaja, sí", y a otra cosa. 
Pero en lugar de risas hubo silencio, reflexión
-No, a mi no me dicen eso…
-Bichito, mamita, cosita...
-Sí, eso sí, pero puta, no, no recuerdo
-Sí, no, puta no…

Visualicé el pantano y traté de salir elegantemente:
-Bueno, capaz que a mi me tocan tipos que les gustan las putas…

Silencio, de nuevo.
El maldito silogismo llegó
“si  los tipos que salen con vos les gustan las putas
será que sos una puta”

Nadie lo dijo, claro.
Nadie nunca va a decir nada.
En lugar de eso, se fueron levantando de a una, a cambiar la música, otra a calentar la pava para el mate, otra al baño
Shit. Una vez más, shit

domingo, 10 de junio de 2012

Cuidame el ángulo, carajo




El amor siempre es una complicación -entre otras cosas- porque consiste en una escena sostenida en 2 o 3 puntos. No mucho más.
El problema es que la gente se mueve. Esto es lógico. La escena se desarma. El ángulo se pierde. Lo que tendría que verse ya no se vé.
La gente se acerca ofuscada a veces a la ventilla. En general, buscan al director: “esta no es la obra que vine a ver”. “Devuélvame el valor de la entrada”
La cosa se pone graciosa cuando entienden que nadie trabaja para nadie. Que tienen que entender en su propia obra. Hacer de directores, asistentes, actores de reparto, guionistas, iluminadores. Que trabajar para mantener el ángulo, para que la cosa tenga gracia, funcione, es …trabajo. 
Si siente que trabaja demasiado, y que otro se queda con algo que le pertenece, lo entiendo. Podemos discutir la cuestión de la plusvalía. Podemos hablar del amor en tiempos del capitalismo. Podemos. Pero no importa mucho todo lo que podamos hablar. En todo caso, es homework. Tarea para la casa. 
Si no quiere trabajar, también es entendible. Asuma su cansancio. Descanse, hasta que pueda volver a escena. En lo posible, evite pernoctar demasiado en esos campamentos de refugiados, que viven sintiendo que el mundo les debe algo. Que se juntan con otros a hablar de lo mal que está el mundo. Aléjese. Ni las mejores ideas ni las mejores conclusiones reemplazan al acto de hacer el mundo. De hacer el amor. 
Pregunte sino a los entendidos. El enorme trabajo de montar algo para esos maravillosos instantes donde luz, cámara, acción. Y todo se desenvuelve. Sólo de la gente que está en trabajo, proviene el grito desgarrador a veces: "nooo, no es asiiií, ponete ahiii... cuidame el ángulo carajo". A esos aplaudo, respeto, acompaño. Con esos me junto.

jueves, 7 de junio de 2012

Humanimalización



Algo reverdece en un buen encuentro. Como si al cuerpo le salieran hojas. Ud no es libre de eso ni puede liberarse de lo que provoca alegría. Ud está a expensas de los encuentros.

Eso entienden pequeños animalitos que buscan la vereda del sol
Que adhieren a lo tibio y húmedo
Y escapan de lo frío y seco

Qué inteligencia básica esa
Qué animalidad esclarecida
Aplastada por siglos de proyecto civilizador, emancipador del hombre respecto a sus intensidades

Como si en la humanidad hubiera alguna clave
Algún augurio
Alguna realización
Que pudiera no contener al cuerpo

miércoles, 6 de junio de 2012

Norrsundet: jamás estuve allí


Jamás estuve allí. Sólo fue un mal sueño, me repito. La imagen de unos perros mudos me persigue. Dicen que están amaestrados para no ladrar. Que les cortan las cuerdas vocales. Una especie de castración sonora. Perros entrenados para no hacer ruido. Para morder sin ladrar. Para trabar mandíbulas en la tibia carne de extranjeros. Lo quiere con dolor o sin dolor? Sin ruido, contestan
Ni  ruidos. Ni movimientos. Ni niños. Así se escucha mejor el chiflido del viento en el Mar Báltico. Un mar sin olas. Unos días interminables en primavera. Soles que no se ponen nunca.  Un día se levantan y dicen: es verano. Vos temblás de frío. Pero es verano. Otro día se levantan y dicen: soy grande. Todo llega. La normalidad. La vida. La muerte. Todo es un bus pasmosamente previsible. Nadie te vende una graduación que sobrepase los 3,5.  Nadie te estimula el suicidio. Hasta los trenes dejan de pasar con tal de frustrar a los decididos. Vías muertas.
La soledad es rigurosamente administrada. Un timbre suena en la central de policia si pasa un día que no ponés el culo en el inodoro. A lo mejor estás congelado en tu casa, y no llegaste a cagar.  No queremos sorpresas.
Jamás estuve allí, me repito. Jamás me duché a las 4 de la mañana creyendo que ya eran las 8. Sólo fui una turista testimonial.  Alguien puesto a narrar lo inenarrable.

domingo, 3 de junio de 2012

no hace falta ser Shakespeare para darse cuenta

                                                                                                                                                                                                 

Ya lo dijo Shakespeare: Dad a cada hombre el trato que se merece y ¿quien se salvaría de ser azotado?.
Como soy un poco impaciente me adelanté en la fila y grité a los vientos: Aquí me tenéis. . Dadme los azotes que creáis pertinentes. Sed enérgicos. Haced lo que tengáis que hacer, pero pronto, que tengo otras ocupaciones.
Recibí por toda respuesta dilación e indiferencia. La burocracia de los castigadores es increíble. Me salí de la fila indignada.
William, nadie te va a dar lo que te mereces. Te faltó escribir eso.

sábado, 2 de junio de 2012

del verbo encarnizar


Encarnizamiento. Pasaje de ida a la maravilla. Después de unas horas quedan todavía en el cuerpo pequeñas vibraciones, aleteos, revoluciones moleculares que burbujean hasta perderse en la superficie de eso que se llama piel.
Entonces hay que hacerlo de nuevo. Más de lo mismo. La precisión está en la repetición.  No hay otra cosa que hacer con el amor, salvo eso. Encarnizarse. Afectar al cuerpo. Dejar que la carne nos instruya.