sábado, 12 de diciembre de 2009

aquì sòlo hay chicos soñando


Resultado de imagen para pocho lepratti mural

Central de sueños. Aquì, en el  desayunador, un domingo de tostadas, manteca y mates, el soñante informa un sueño que empieza con pasajes y transformaciones. La escuela es su escuela pero también "esos lugares muy pobres, como los hospitales". El sueño tiene ritmo, suspenso,  está plagado de huidas, escapatorias. Hay maestros que se vuelven zombies, hay sobrecitos de jugos clight que detrás de la promesa de frutos verdes y frutos rojos, esconden gas lacrimógeno: "abríamos uno, abríamos otro, y del último salía gas lacrimógeno". Empieza allí la gran escapatoria, todas las escenas son resueltas con cierta astucia, y hacen pasajes a otra escena. El soñante tiene un lugar importante, descubriendo las trampas, encontrando salvoconductos, y conduciendo al resto de sus compañeros por esos intrincados pasajes. Hasta que llega una escena de una ternura feroz: a Manuel, un compañerito, se le ha perdido su mamá. Justo allí, soy convocada al sueño, entro en escena aparentemente para explicar y tranquilizar, pero termino dando la noticia de una forma bastante desaprensiva: "ah, sí, se murió". Con estupor me dice : ¡y aparte decías esto, mientras te estabas depilando!. El soñante concluye: "estabas más preocupada por la belleza que por la muerte". Nos ganó la carcajada. La charla siguió así, entre ocurrencias y disparates. En un momento yo le pregunté si él sabía para qué se usaba el gas lacrimógeno, y que lacrimógeno venía de lágrimas. Así fuimos armando nuestro texto, sin saber de dónde venía, ni hacia dónde iba. Èl con su sueño atrapa y pesca cosas que flotan entre nosotros, donde finalmente no importa tanto saber a quién pertenecen, sino que cosas componen, ligan, entre la experiencia de uno y otro. Lo que importa, es ayudar a los compañeros a hacer ese pasaje, con toda la belleza de la que seamos capaces. Así me lo hizo saber. Así me di por enterada.