lunes, 17 de marzo de 2014

la vida esa zona húmeda


Los enfermos. Los enfermos de ganas, de que algo sea posible. Después llegarán, -como siempre llegan: los límites- Y ahí nomás: los tratamientos sobre la imposibilidad. Y el trabajo de los rodeos -las vueltas- que nos hacen decir: aún así. Aún así.
No hay que anticipar el límite –el límite simplemente se encuentra, aparece- como aparecen los que dicen: viste yo te dije. Aves carroñeras que se alimentan de lo seco.
A esos, me atrevo a decir, no hay que darles nada. Ni los buenos días.
Al resto, todo. El aliento y el pañuelo.
El aliento como aire tibio húmedo que sopla contra viento y marea. Que sopla hasta que se condensa cuando se encuentra con una superficie fría.
El pañuelo para secar la gota que cae salada en forma de lágrima.
Aunque lloren un río.
Aunque después haya que cortar la costanera en las zonas bajas.
Sí, señores.

La vida es una zona inundable.

lunes, 3 de marzo de 2014

cartelería



La cartelería de los baños públicos siempre es muy indicativa. Me sorprendió encontrar uno en la duchas de la pileta del barrio que rezara: “Por favor ducharse con la cortina cerrada”
A una que es un pescado pudoroso le cuesta imaginarse qué clase de situaciones pueden dar lugar a semejante recomendación. Tiendo a pensar que la gente exagera.
Sin embargo, cuando una vieja me abrió la cortina de la ducha para preguntarme si me faltaba mucho, entendí.
Supongo que la vieja también entendió cuando reaccionó del cross a la mandíbula. La ayudé a levantarse del piso y le señalé el cartel.