miércoles, 27 de abril de 2016

carta -desesperada- de un leòn a otro

Te quiero hablar de lo que es tener mala suerte, pendejo. Por las dudas que vos te andès quejando de la mala suerte, sin haber rozado todavìa el filo preciso del tèrmino. Mala suerte por ejemplo es tener una tía platinada. Aunque mala suerte todavía no es eso. Ponele que no. Mala suerte es tener una tia platinada que te va a ver a un recital. Donde vos la estás descociendo. Y que se le ocurra en algún momento que eso que pasa allí, no habla por sí solo. Cosas que se le ocurren a la tìa. A la tía que bancàs, de distintos modos, en la escena familiar. Pero esta es otra escena. Ella pasa por alto eso. Ella tiene un plan, basta ver su producciòn, su atuendo, su peinado de peluquerìa. Ella tiene un plan y lo va a llevar a cabo. Entonces, cuando vea un blanco, entre un tema y otro, va a irrumpir, cachando el micrófono. El público, la banda, y vos, desconcertados. Ella no, tiene su nùmero preparado. Ensayado, diría. Se presenta. Intenta una suerte de stand up que va down, muy down, va cayendo hacia el zócalo. Entonces se pone seria. Empieza a hablar en serio. Peor. Quiere tirar algunos conceptos medulares sobre la música y el arte y otras chorradas màs. Alguno especula si serà el manager de la banda, un poco entrado en copas. Pero no, sòlo es tu tìa, que quiere hablar de ella, de sus conceptos, y secundariamente, de vos. Pero de vos de un modo... como quien celebra al nene que hizo la cacona. No va a hablar de lo que acabas de hacer con años de entrenamiento y estudio y ensayos, no porque ella no està allì,  ella habla y te lleva y te ubica en una escena prehistórica, donde vos acabas de hacer la cacona y ella te está cambiando el pañal.  Y entonces pide  aplausos para vos, para vos solo, y para ella, que es la tía, todo eso sin tener –todavía- el margen de impunidad que da el alzhéimer,  y toda la banda ahí, mirando: ¿ que lo que e eso?. Eso, es mala suerte, pendejo. Tomá nota para cuando te estés quejando de pelotudeces. Mala suerte es eso. Pero porque todavía no hay nada que hacer. Todavía tocas en escenarios accesibles a cualquiera. A una tía platinada. Que no entiende, o que no quiere entender que el tiempo pasó. No es culpa de nadie: es mala suerte. Mala suerte son esas burbujas de tiempo. Donde todavía sos un pendejo que se avergüenza por distintas cosas. Donde todavía no alcanzaste a conquistar la palabra no. Pero va a llegar, con suerte, para vos, y para la tía. La mala suerte de hoy, es la oportunidad de mañana.

Que sea rock.


viernes, 8 de abril de 2016

animales extremos


-...vos hacè lo que quieras, pero yo no estoy de acuerdo. Sabes que hay riesgos de lesión. Si vas a ese gimnasio y no te piden antes una ficha médica y no te controlan los ejercicios que te conviene hacer, les hago un juicio.
-¿les haces un juicio antes que tenga una lesión????
-Si, claro, soy tu madre
Algo se abre paso
en esa declaraciòn
algo como un ruido intestinal
que colapsa de repente con el ruido infernal de la calle

Todo se detiene se congela
y yo me vuelvo a mirarlo.

El està abriendo enorme los ojos, como si viera pasar un gliptodonte, justo ahì, ante el semàforo que detiene el flujo de circulaciòn entre caseros y mariano moreno.

Entonces la risa.
La risa como un movimiento telùrico
que vuelve a acomodar las placas tectònicas
que se traga al animal prehistorico
que nos devuelve al ruido de la calle
los bocinazos
el semáforo que nos da paso
Lo dejo en la puerta de la escuela
me miro las manos sobre el volante
y son manos
con una forma
màs o menos humana.
Respiro aliviada.