martes, 24 de marzo de 2015

24M

Por entonces  no sabía decir qué no me gustaba del pueblo. Si el modo de todos hablando de todos con sospecha. Si la vida puertas adentro de la familia y la hostilidad con todo lo extraño. O tener que parecerse al hornero y a las hormigas trabajadoras y nunca a la cigarra.

Los Visconti y su lamento te arruinaban los domingos en la radio. Mis tías  aplaudían el comunicado número uno y los que siguieran ¡con un entusiasmo!, porque los hombres de uniforme y botas eran fuertes y malos y sabían manejar a las mujeres con un grito como su padre ¡esos eran hombres carajo! ya van a ver ya van a venir las botas y van a ver.

 A mí me daba miedo saber que yo nunca iba a poder sentir así. Que me había sido negado el sentido de esa pertenencia. Al final yo era una chica rara, a la que no le gustaba la casa, ni la familia, que se sentía mejor con los extraños y quería irse lejos de ahí. Yo no podía explicar nada de esto. Todo lo que tenía era una gran experiencia de disgusto. Pero yo atesoraba ese disgusto. Lo tallé hasta hacerlo filoso. Como un arma. Después de más grande lo escuché a Charly cantando que los amigos del barrio pueden desaparecer. Y sus canciones hicieron algo tremendo. Abrieron un pasaje del disgusto al gusto. Yo era amiga de algo que todavía no conocía. Tenía amigos que estaban en otro lado al que yo iba a llegar más tarde.


viernes, 13 de marzo de 2015

es normal

Se presentó como un grupo reducido: no más de 13.500 sin incluir las respectivas auras chacras karmas y demás bichos que conviven en uno.
Asusta lo multitudinario del asunto.
Pensar  que cada vez que se conoce a alguien es así.
Igual, la mayor parte del encuentro nos movemos en dos baldosas, agregó.

Nos miramos un largo rato y sentimos las bombas caer

domingo, 8 de marzo de 2015

8 de marzo

Yo traté de explicarle que todavía no era mujer. Bah, que no sabía. Un signo de pregunta como un gran globo empezó a hinchársele en el ojo. Yo seguí balbuceando respuestas frente a ese gran globo vacío.  Que me faltaba un poco... no mucho a lo mejor. Que a veces me parecía que sí pero después que no, que faltaba. Siempre faltaba algo.

El me agarró del brazo y me condujo a la puerta: ya conoces la salida me dijo y yo asentí.
Aunque era mentira. 
Conozco muchas cosas, menos la salida. 

miércoles, 4 de marzo de 2015

pistas





Al quinto reto del día se ofuscó

Que me decís? Si vos sos igual que yo!
Con toda la paciencia del mundo me puse a explicarle a mi hijo, cómo tenemos que hacer los que somos “así”
No por mucho despistar quedarnos fuera de carrera.
Eso creo que le gustó.