domingo, 14 de marzo de 2010

más profundo aún




Esto te va a llegar muy, muy profundo… Eran palabras prometedoras, sin duda.
Hasta la dermis… En un lenguaje incomprensible para mí, pero con una cadencia arrulladora, seguía usando términos, a mí me sonaban a antiguas capas, a eras de la evolución de la tierra… mesozoico, mesodermo, todas palabras con algún augurio…
Ahora vas a sentir un poco de ardor….ahora como un cosquilleo….
La purificación de la carne sin duda siempre ha sido un tema. Delirios colectivos montados sobre una raza pura, una sangre pura… y siempre, tratamientos para la impureza. Soluciones finales, definitivas.
Aplacada, controlada, esa experiencia relampaguea en el fondo de estos petit campos de concentración estética “belleza integral” donde –ácido y electricidad mediante- hacemos nuestra pequeña aventura de purificación. En esos días que siguieron, sin darme cuenta, empecé a prestar atención a los carteles y avisos publicitando productos y tratamientos de belleza. El verdadero desafío, alguien decía, es hacer visible lo visible. Tan a la vista que es difícil verla, la frase está por todas partes… “solución definitiva” “solución final”…
La purificación esta vez no llegó hasta el hueso. Mi cosmetóloga parece una persona controlada, rigurosa, delicada, movida por una racionalidad compacta. Todo el tiempo trataba de tranquilizarme, mostrarme que sabía lo que hacía. Y eso, es lo que más me atemoriza.