domingo, 3 de junio de 2012
no hace falta ser Shakespeare para darse cuenta
Ya lo dijo Shakespeare: Dad a cada hombre el trato que se merece y ¿quien se salvaría de ser azotado?.
Como soy un poco impaciente me adelanté en la fila y grité a los vientos: Aquí me tenéis. . Dadme los azotes que creáis pertinentes. Sed enérgicos. Haced lo que tengáis que hacer, pero pronto, que tengo otras ocupaciones.
Recibí por toda respuesta dilación e indiferencia. La burocracia de los castigadores es increíble. Me salí de la fila indignada.
William, nadie te va a dar lo que te mereces. Te faltó escribir eso.
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