viernes, 25 de octubre de 2013

think tank

Estoy lisa
Sin pliegues
Como un mantel recién puesto
O una cama recién tendida

Algún conjuro zen me habrá caído encima
Alguna deidad por equivocación me habrá bendecido, digo,
Con esta ausencia de pensamientos

He llegado a  tener la cabeza tan vacía
como una calabaza del día de halloween
como una calle de ciudad en un domingo nublado

Tan vacía está que a veces escucho pasar un auto
y es como si rodara   
-lo juro- 
por las circunvalaciones de mi cerebro

En esa nada
Si un pensamiento cae
Cae
Como una moneda en un pozo de agua

Mundo y puro mundo
Allá fuera

Nada me sigue en mis movimientos
Nada
Salvo mi perra
De la pieza al living
De la cocina al patio

Sentirá curiosidad
Por la repentina animalidad de su dueña
Y habrá dicho

Ya somos manada

sábado, 5 de octubre de 2013

¿y hasta dónde te llega el mar?

-...Hay partes donde me tapa.
La pregunta sólo puede provenir de un devenir niño.
La pregunta es un resto de sueño.
Sólo en los sueños ocurren las cosas más sobrenaturales con total naturalidad.
Hay mar en Rio Ceballos.
Es de noche y llegamos a la playa con mi madre que acepta meterse al mar, hasta el cuello.
El agua está tibia.
Disfrutamos del agua
Después caminamos por la arena.
Sigue siendo de noche. Más bien un crepúsculo, porque hay alguna luz todavía.
El tiempo pasa pero la noche no avanza. La luz sigue inalterable y eso le da a la cosa alguna atmósfera de irrealidad, de película. Empiezo a sospechar que es un sueño. Pero sigo soñando. Volvemos con madre a una suerte de hotel, ella entra a la ducha y yo le aviso que vuelvo a la playa. Abajo me espera un chico que por la escena y la gestualidad debe ser mi novio. Madre en un tono de reproche me dice:
-¿por qué te vas?
-Porque quiero aprovechar el mar.
El chico me pregunta:
-Y hasta dónde te llega el mar ?
-Hay partes donde me tapa.
Abro los ojos. Sé que ya no es el sueño porque la luz del sol entra por las rendijas de la persiana y avanza sobre mi cama.
Eso quiere decir que la tierra sigue dando sus vueltas.

Línea de fuga 1
La tía Tita y el tío Marcelo conocen el mar de grandes. Vamos los tres de la mano, mudos del asombro hasta que la tía se detiene y dice: ¿niiiña y cómo puede ser que toda el agua esa no se nos venga encima? Yo me hago la sabihonda y le explico: porque está en un hueco, tia. (Al pueblo no llegaban noticias de los tsunamis por entonces)

Línea de fuga 2
Los ríos de las sierras son panditos, con suerte te llegan a la rodilla. Con mis hermanos corríamos chapoteando y buscando ollitas. Era encontrar una y exagerar: mirá hasta dónde me llega! Nos poníamos de cuclillas: Me tapa! Me tapa!