lunes, 17 de marzo de 2014

la vida esa zona húmeda


Los enfermos. Los enfermos de ganas, de que algo sea posible. Después llegarán, -como siempre llegan: los límites- Y ahí nomás: los tratamientos sobre la imposibilidad. Y el trabajo de los rodeos -las vueltas- que nos hacen decir: aún así. Aún así.
No hay que anticipar el límite –el límite simplemente se encuentra, aparece- como aparecen los que dicen: viste yo te dije. Aves carroñeras que se alimentan de lo seco.
A esos, me atrevo a decir, no hay que darles nada. Ni los buenos días.
Al resto, todo. El aliento y el pañuelo.
El aliento como aire tibio húmedo que sopla contra viento y marea. Que sopla hasta que se condensa cuando se encuentra con una superficie fría.
El pañuelo para secar la gota que cae salada en forma de lágrima.
Aunque lloren un río.
Aunque después haya que cortar la costanera en las zonas bajas.
Sí, señores.

La vida es una zona inundable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida es una zona inundable.

perorata sos una genia.

señor anonimo
d

claudia huergo dijo...

y vos te vas a las cataratas. Cómo es la vida. P.