La poesía está indispuesta
No sufre de sangrados, no
No la aqueja ningún ciclo
Ni natural ni sobrenatural
Más bien sus arrendatarios, los poetas
Presentan indisposiciones varias
No es porque sean afectos a las copas
A las angustias
O al insomnio
Cosas que como todos saben
Forman esa sopa espesa
En la que de vez en cuando
Fermenta algún verso
Quiero decir
Indispuestos
Indisponibles
En sus altas casas
Celosos guardianes
De lo que hicieron templo
Como todos saben
Lo sagrado es asunto de los dioses
Consagrados los veo, cual sacerdotes
Al uso divino
A la ceremonia vacua
Donde beben té
Y mojan sus palabras
Como galletitas
En la tibia taza
En la tibia ronda
Donde ellos y sólo ellos
Se leen
A veces entro al círculo
Con los pies con barro
Con el traje poético
que me tira de un lado
o me sobra de otro
en suma, a medio hacer
Siempre a medio hacer
Profanando, así me siento, profanando
Hay que profanar
Dicen algunos
Abrir la posibilidad
Volver a disponer de las cosas
Tirar las palabras a la mesa
Ponerse a jugar
Transformar la poesía en juguete
Hay un contagio profano cuenta Benjamín
“un tocar que desencanta y restituye al uso
lo que lo sagrado había
separado y petrificado”
Sí
Hay que pasar y tocarles las palabras
Como quien les toca el culo
Y después salir corriendo
Ya está sucia
Esa palabra ya está sucia
Ya no es más sagrada
Esa palabra ya fue infectada
Que den su dulce
Que jueguen
O se jodan
De nuevo
La poesía se dispone
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