Me ignoran sistemáticamente. Siguen hablando entre ellos como si fuera invisible. Los interpelo, los zamarreo, y nada. De repente pienso que quizá soy invisible. Un fantasma que se resiste a abandonar la casa.
Me despierto
Si la pregunta del día anterior era qué carajo voy a hacer ahora que empezó la demolición de la casa de al lado, la respuesta no se hizo esperar.
Soñar. Eso voy a hacer, cosas prácticas. Sueños para poder seguir durmiendo.
No sé que harán los fantasmas de la casa del al lado.
No sé a dónde irán una vez que demuelan las paredes y la historia en ellas encriptada.
Quizá se muden de barrio.
Quizá las empresas constructoras ya tienen previsto emprendimientos en el más allá.
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