domingo, 12 de agosto de 2012

recreo




Las palabras trepan por la tapia y saltan a mi patio. 
Hablan a los gritos para escucharse por sobre el volumen de la radio al palo, meta cuarteto.
Estoy descansando pero igual escucho. Los oídos son esos orificios del cuerpo que nunca se cierran. 
No puedo no escuchar.
Escucho.
-¿y él como sabe que vó te la querí culiá?
Bajan la voz y me pierdo la respuesta.
El límite entre un trabajo y una perversión a veces es indiscernible, pienso.
La gente se esfuerza en ser solemne y que no parezca un juego
Se esfuerza para que no se note el placer
Soy muy vaga para tanto esfuerzo
Apenas puedo disimular
Decidite nena
O vivís de recreo
O tu perversión no descansa nunca

Ambas dos contesto

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