jueves, 5 de enero de 2012

Conducta


No suele estar bien visto el arte de la fuga, más bien es condenado moralmente. Conocí hombres y mujeres en fuga y yo misma fui por veces y por tramos una fugitiva. Pero entonces un día sentí que no había a dónde huir, y fue tan tranquilizadora esa experiencia con lo inefable, que me hice un poco terrorista, es decir, salí a buscar aquello de lo que huía, o dejaba que llegara y perdí el miedo y otras cosas que había que perder.

No hay premio ni recompensa al final de pasillo por eso.

Sólo que así el mientras tanto cobra un espesor de nubes y lo que es rico tiene gusto rico y no hay caso, y lo que es feo es feo y punto. Me acerco a lo rico y me alejo de lo feo y nadie puede decir nada al respecto. Menos que menos, llamarlo fuga. Eso es conducta

4 comentarios:

andrea guiu dijo...

Perorata, te recomiendo la lectura de un libro precioso, "Vagabundas", de Fernanda García Lao, una historia de mujeres fugitivas. Un abrazo.

Unknown dijo...

El chiste no es fugarse sino saber esconderse.

claudia huergo dijo...

gracias andre!
Jedi: acá los espero en mi cueva, con mis perros y mis cuchillos..je

Luces en la sombra dijo...

Yo también creo que el asunto es que no hay donde huir.

Los escondrijos son tentadores, cómodos y funcionales. Pero vivir a la sombra, como en penitencia...mejor no.