miércoles, 11 de febrero de 2015

me hice fuerte ahí donde nunca fui

Abandonar un brazo. Buscar donde quedó el otro. Traerlo.
El peso de una pierna que se cae y arrastra a la otra. 
Un oleaje difuso empuja  al cuerpo como una barca hasta la orilla del sueño. 
Así son los naufragios. 
El placer después del placer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se me presenta la frase de Nietzsche “lo que no te mata, te fortalece”.
Pero en este caso, no sólo se trata del después (del posterior crecimiento),
sino del aquí y ahora, del mismísimo naufragio.


Hace un tiempo que la leo, Licenciada.
Una persona – que usted conoce – me dijo que este blog era buena medicina.
Estaba en lo cierto.


E