lunes, 13 de enero de 2014

ubicate


La vimos abrirse y durar sólo un día. Era un día de vacación que coincidió con el único de día de un trabajo enorme que me figuro yo que es hacer esa flor. Pero no es sólo hacer esa flor. Es hacer ese universo que gira milimétrico en torno a esa hechura. Es el abejorro y el colibrí que llegan en el momento exacto. Es esa inteligencia pavorosa que hace coincidir estambre y pétalo, pistilo y polen. Es la obscenidad de toda esa coincidencia. Es el alarde de lo bello lo que me deja helada.
Aparte: hay el trabajo enorme de crear un dispositivo hecho para prolongar la vida de la mirada sobre el instante de la cosa.
Decir que me gusta la fotografía. Sacar fotos. Decir que me entretiene. Exagerar y decir que amo.
No puedo decir nada de eso.
No me pone contenta la fotografía. Tampoco me pone triste.
Uno es bastante pelotudo. Trabaja, vacaciona, compra una cámara, dispara.
Uno necesita ser ubicado.
La fotografía me pone un poco en mi lugar.

Me ubica frente al mundo.

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