Léeme. Por que soy escritor. Porque soy viejo. Porque soy
joven. Porque soy nuevo. Porque soy mujer. Porque soy feminista. Porque soy culto. Porque nadie me lee.
Cada vez que una razón para leer se enuncia, un escrito
muere.
Los escritores preocupados por lo que son, matan
tempranamente su obra.
Un escrito es una potencia que no puede enunciarse. Un escrito es algo que se encuentra. Que nos
encuentra en algún pasaje. En algún atolladero. Algo que hace de barca. De passeur.
(Passeur: Algo o alguien que nos pasa del otro lado. Que nos ayuda a remontar
un obstáculo. A atravesar clandestinamente una frontera).
Diría más: algo que nos abre un pasadizo, incluso cuando no
queremos pasar. Sobre todo cuando no queremos pasar. Cuando tenemos un miedo
inmenso a pasar. Una canoa en la que ponemos el pie antes de entregarnos a la
corriente. Cuando el agua nos llega al cuello. Porque no nos queda otra. Una elección de cobardes.
No leemos cuando estamos
entre dos opciones deseables: rosas o mandarinas. Leemos desde la desesperación.
Y somos tan irreverentemente culiados los lectores, que enseguida,
hecho ese pasaje, matamos al canoero. Nada merece. Nada cobra, salvo un tiro en
la sien.
Deberían saber esto los escritores-canoeros. Cual es
el éxito de la operación escritura. Escribir es una profesión de riesgo para el
Ser.
2 comentarios:
Me ha llegado esta reflexión, y en el momento en que necesitaba leer algo así, gracias por pasarme al otro lado...supongo que por lo que enumeras no podemos parar de escribir, lea quien lea y sea quien sea.
Saludos
PD:Amanece que no es poco, que me trajo hasta aquí es un peliculón ;-)
Amanece que no es poco. Peliculón
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