martes, 22 de noviembre de 2011

mirá


Tomó un trago y se reclinó en la silla. Ella instintivamente se hizo hacia atrás (un viejo reflejo que se activa a veces) Un reflejo que lee que alguien se siente de repente superior. Alguien cree estar autorizado a hablar en nombre de la realidad y de la verdad. Un gesto infinito y repetido de una humanidad que bosteza impotencia.

La escena que sigue después no es tan distinta de otras.

El emite su juicio, y no es tan distinto de todo el sistema de juicios del mundo. Siempre es por el bien. Siempre está en juego algún bien. Sos tan linda nena, que tengo que decírtelo. Vos escuchame. Fijate, aprendé.

Ella mira lo que él mira, hay que hacer todo un rodeo por la tristeza para encontrar ese ángulo. Vení, fijate lo que se vé desde acá. Ella se asoma. Inmediatamente siente el aire frío que le golpea el pecho. Y angustia. Inmediatamente sabe que eso no es ni la verdad ni la realidad.

Ojalá hubiera policías de tránsito frente al accidente de la humanidad, piensa mientras camina buscando un taxi. Alguien que diga circulen, señores, que acá no hay nada que ver.


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