martes, 5 de abril de 2011

SOME PAIN with PAI MEI


Conocí en carne propia lo que es el dolor infringido por un hombre, y creo que ya no hay retorno.

Atrás quedaron los días de sufrimiento por chicanas y descalificaciones baratas, emoticones, indiferencias y traiciones varias, corazones rotos por promesas de amor incumplidas. Niñerías.

El grado de dolor de mi cintura había cedido un poco como para poder movilizarme hasta la consulta de mi masajista shiatsu. Es un hombre parco y riguroso, de pocas palabras.

¿Lo de siempre? me preguntó. "Así es" le dije.

Fue media hora de tortura china. Lloré, grité, le imploré que no siguiera. Nada. Mientras me vestía yo todavía gimoteaba y él me explicaba casi con ternura algo de las sinapsis nerviosas y su relación con el dolor...SIIII ...hubiera seguido gritando...ME DUEEELEEE.... pero odio descontrolarme así, de modo que lo escuché como una chica obediente y me limité a seguir temblando en el taxi hasta que llegué a casa y me metí en la cama y gemí por un buen rato todavía hasta que finalmente me dormí.

Me desperté ya mucho más erguida, pensé darme un baño cuando de refilón me ví la espalda en el espejo. Tenía moretones.

Finalmente un hombre me cagó a palos, pensé, y voy a volver a verlo el miércoles.

Prométame, Pai Mei, que de todo este dolor saldrá alguna enseñanza.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Vaya...paga para que la lastimen. Un caso para estudiar, no hay duda.

claudia huergo dijo...

no sabe, Pai Mei un maestro. Ya casi bailo como en el videito de Tio Lurch