domingo, 24 de abril de 2011

CLANDESTINO

Con el correr de los días se colaron en mí unas tardes clandestinas, preciosas. No se de dónde vienen. Traen un sol clandestino, una sensación de ubicuidad sin deseo de nada que no sea el paisaje.
Una clandestina sensación de estar en el lugar correcto. Como Pessoa cuando afirmaba “soy del tamaño de lo que veo, y no del tamaño de mi altura”. Una clandestina continuidad con el ambiente, diálogo mudo con el alma de las cosas. Como un contagio del paisaje. Una suerte de parasitación del afuera en el adentro.
Lindo sol. Linda tarde de otoño.
Lindo clima en mí.
Y tiene el ritmo de esta musiquita.
Bienvenido, clandestino

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