martes, 10 de febrero de 2009

como quien no quiere la cosa


No sé, viste, estoy así, como pretenciosa, diciéndole todo el tiempo a todo el mundo lo mucho que valgo. Su gesto, su voz, sus ademanes, condecían y anticipaban esa conformidad. Y si no me gusta como me tratan, chau. La vida se había transformado para ella en un juego, que ahora disfrutaba jugar. No era tan difícil al final, no? Me mira y se mata de risa. La veo salir con ese vaivén tan anticipatorio de una despedida. Yo, juro que desde el trabajoso amor le organizo todas las despedidas que quiera. Es que da gusto ver a alguien viviendo así.

2 comentarios:

Paco Piniella dijo...

Te devuelvo la visita, ya se han publicado es que con tanto desalmado he tenido que moderar los comentarios. Hay gente pa´tó...
Salud

claudia huergo dijo...

ay pero muchas gracias, Paco. esa que tiene en la mano es una taza de té o de café? Digo para saber qué invitarle en caso de una próxima visita...