lunes, 13 de noviembre de 2017

ensoñar

Todos vamos a ser un día derrotados. Finalmente derrotados. Por una bala, o por el viento. Por una sucesión de insignificancias. Por la prisa del tiempo. Por las escamas.

Cada una de esas formas de la derrota exudará su genealogía. Algunos no podrán más. Otros serán arrancados. Para los que hayan ardido, sabrán que esa fiebre de los campos no palidece. 
Si no en el cuerpo propio, en el del que viene. Algunos nacerán con quemaduras, deformaciones. 
Bellas monstruosidades se avecinan.

No hay comentarios: