martes, 6 de octubre de 2015

bloody mary

Querido diario

12 de octubre: se volvió a escapar. Los vecinos me vieron correr por las calles del barrio aullando. El carnicero me dice mientras pasa un costillar por la sierra: “bueno querida, pero era sólo una perra”. Algo me salpica la cara, es sangre. Veo su dedo pulgar alineado entre los trozos de carne del mostrador. Vuelvo a casa más reconfortada, pensando: pero era  sólo una mano.


14 de noviembre: espero al herrero en casa mientras trabajo en cortar unos alambres de púas sin evaluar la tensión ni el chicotazo del alambre en la cara ni que voy a quedar enredada unos segundos después. Tocan el timbre es el herrero no quiero que se vaya me apuro en zafar del alambre tironeo  me rasga la ropa gotas de sangre empiezan a brotar  corro a abrir la puerta me limpio las manos en el pantalón. Él me mira me pregunta si está todo bien  si no prefiero que pase en otro momento,  nooo  no, pase, pase sientesè , le sirvo una tacita de café? Sobre el azúcar blanco cae una gota de sangre roja. El rechaza la cucharita que le ofrezco  veo  que está  manchada de sangre también. Hago una broma sobre la autoflagelación que por supuesto no entiende. Entiendo que no entienda. Que apure el trago de café amargo y que huya de mi castillo sangriento. 

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