Se le estalla a uno el corazón. Y no sabe por dónde va a ocurrir esa ocurrencia. Pero las cosas ocurren. Así. No es la muerte muerte, la definitiva, la gloriosa, la que anhelan los suicidas.
Es otra mucho más leve, imperceptible.
Entonces, un corazón artificial, indican.
Hay gente que se niega.
La imbecilidad de las bestias que insisten con la fragilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario