martes, 5 de febrero de 2013

aprendé a pegar


…y uno que es un pelotudo.
Te das cuenta, Carlitos, dice mientras chupa el mate de una forma ostentosa.
Años de coger mal. Años de rogar por sexo. Hasta que me encuentro con este camión de frente. Que me pide que le haga de todo. De todo. Yo dudo, pero enseguida me entrego. Y allá vamos. Al primer sopapo se le vuela la funda del diente. No es nada, me dice. Yo igual quedo a la miseria de la culpa, imaginate. Ella insiste, yo me hago el boludo, pero me convence. La mecheo un poco. Qué puede pasar por un tironcito de pelo.
Carlitos asiente. Claro, qué puede pasar.
Bueno, me quedo con las extensiones en la mano ¿podés creer el mal orto?
Se quedan en silencio chupando el mate como media hora.
Nunca pasa nada, nunca, y una vez que uno, que es un pelotudo que no mata ni una mosca…
Eso -dice Carlitos- pensar en tanto hijo e puta que sabe pegar bien.

La tarde se traga la conversación

1 comentario:

Anónimo dijo...

genial!