jueves, 27 de enero de 2011

la felicidá es un barco que no va a ninguna parte


Es increíble lo creyente que es la gente. Me sorprendió este verano la religión de la felicidad. La gente está muy preocupada por ser feliz, y la verdad, eso me preocupa. Cuando Borges escribió “…ya no seré feliz, tal vez no importa, hay tantas otras cosas en el mundo…” muchos supusieron que era un tipo desdichado. Yo creo que era un tipo con un gran sentido del humor. A continuación, un listado de todas las tantas otras cosas que hay en el mundo.

-Una noche calurosa que anuncia tormenta y una pileta de agua tibia desde donde esperar la tormenta.

-Haber vuelto a ser una lectora. Leer. Saber qué es lo que uno necesita leer. Y encontrarlo.

- Estar en edad y en condiciones para todavía generar malos entendidos. El amor, por ejemplo.(o un bien-en-tendido: el sexo, en fin).

- Pelear a brazo partido con una novela ya leída y amada, y volver a leerla sólo para impugnarla.

- Nadar, nadar y nadar. En aguas dulces y saladas. Usarle el agua a la gente, que chapotea, toma sol, lee a la orilla, y que sepa: esto también se puede hacer con el agua. Esto puede hacer el agua con el cuerpo. Cualquier agua que sobrepase la cintura sirve.

-etc

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