miércoles, 19 de noviembre de 2008

conquista social

Parecían estar en el último escalón de lo que se anunciaba como un acuerdo. Habían llegado hasta allí después de largas tratativas. No importaban las tazas, el lavarropas o el televisor. El parecía dispuesto a ceder todo eso, y más, con la sola condición que ella acertara explicarse. Tenía que responderle, rápido y sin titubear, para qué quería lo que quería. Parecía simple. La llave que abría el candado. Entusiasmada iba a empezar a contarle sus planes cuando vió una vez más esa sonrisa sarcástica mientras ella hablaba. Entendió todo de repente, incluso entendió algo que parecía imposible de entender para cualquier mortal que los conociera. Porqué se estaba separando.
Pensó en tantas mujeres, en las conquistas sociales más importantes de las últimas décadas, y finalmente le pareció que había un derecho que no estaba enunciado, y que quizá era el único que resultaba efectivamente subversivo, que abría a una soberanía que dibujaría sin dudas un nuevo mapa en el orden mundial: el derecho a dejar de dar explicaciones.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

a dejar de dar explicaciones...
separándose de quien desde un lugar de control las está pidiendo.
(hay veces en que tristemente uno parece no poder dejar de darlas y otro parece no poder dejar de pedirlas)

claudia huergo dijo...

todas las calamidades son posibles en esta vida caladita. Fuimos criadas en un ambiente positivista. Todo tenía que poder ser explicado, siempre

Anónimo dijo...

¿Y, acaso, cómo explicar lo que no tiene explicación?: "de dónde venimos, quiénes somos, adónde vamos".

claudia huergo dijo...

yo siempre de todas formas trato de explicarme. Lo que pasa es que se ve que no convenzo.

la novia del átomo dijo...

la leía perorata y me iba poniendo colorada, yo tengo una manera déspota de jugar con las explicaciones: no hay forma de que dé una pero las exijo como si me pertenecieran; entonces creo que tengo la mitad del trofeo en la vitrina.

claudia huergo dijo...

ud. es una maestra novia. Me parece que voy a tener que tomar clases con ud....

Anónimo dijo...

Desde que el hombre concibió el primer medio de producción se instauró la propiedad privada. Mi can también tiene, de "su" propiedad algunos objetos y lugares: su plato, su trapo, su patio y su ama/o. El loco se aferra a su bolsita, el viejo a su bastón, el fraile al báculo, el milico a su rifle. Desnudo, desnudo creo que andaba uno, si mal no recuerdo griego que cubríó sus partes con un barril. Por pudor, por inseguridad, No encuentro otra explicación a esto del agarre. El derecho a pedir explicación es creerse con derechos de tomarlo para calmar el dolor (narcisístico)de haber sido despechado, haber perdido el lugar en el otro.
Hay una herida que no cura con explicaciones por más que de ellas te llenen la cabeza.

claudia huergo dijo...

bueno, anónimo, yo también creo que es mejor no cuidarse las espaldas....el mundo entra y sale por los poros, de todas formas.....

Anónimo dijo...

Hay otra teoría. Aquí me dice anonimato,que las explicaciones se piden en las relaciones verticales. y que es el varón, educado para ello, quíen más freciuentemente las pide

claudia huergo dijo...

muuuuuy pedigueños. por qué no piden otra cosa, que yo sí puedo dar, eh? sabe por qué? porque no se trata de nada que quieran. sólo de poner en falta al otro....no me haga hablar, mire.