Un entretenimiento de campo
bajo el cielo negro
era contar los segundos
entre el refucilo y el trueno
Contar hasta 20 era el poder de hacer tronar
convocar al estallido
temer que llegue y esperar que llegue
entre chillidos de excitación
A veces la cuenta pasaba de 20
y el trueno no llegaba:
es que la tormenta está lejos -nos explicaban-
se está yendo.
Entonces había que despedirse del juego
volver a habitar en el aire
el vacìo que dejan
las ùltimas moléculas de ozono
El campo fue ese lugar donde aprender el desamparo
si hasta las tormentas
te abandonan el juego
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