Hay personajes que puedo hacer, y otros que no.
La erotómana me sale perfecto. Muy creíble, he logrado
asustar a bastante gente. La madre judía no. Conozco a la perfección su
derrotero de pensamiento, sus triquiñuelas, pero no doy en el tono,
evidentemente. A esta conclusión llego después
de probarlo con mi amiga Puli. La llamo para saludarla por su cumpleaños, y de
paso empujo un camión cargado de reclamos, que se estrella contra una muralla
de risa del otro lado. Mi amiga me consuela, y me alienta a no dejar de
intentarlo. Me dice que seguramente es ella, que no viene ensamblada según el
modelo de la caja. Yo leo en sus palabras un gesto de amor, pero entiendo que
ya he fallado suficientes veces y que si bien la culpa me trabajò las uniones, no logró articularme tampoco segùn el modelo de la caja. Y entiendo también que somos amigas porque
un modisto loco nos cosió el cuerpo así, todo manga por hombro.
Hoy se festeja la deformidad.
Feliz cumple, Puli
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