Atiendo el telefono fijo. Era la voz de una mujer, diciendo hola. Yo carraspeo -era mi primera palabra articulada de la mañana- finalmente me sale la voz, y pregunto ¿Quién habla? - Tu madre- responden del otro lado. Lo primero que pienso, es que esa no era la voz de mi madre, sin lugar a dudas. Podría haber dicho: disculpemé, pero ud. no es mi madre. Ni bien pensado esto, otra evidencia se me impone: ...además... ¡mi madre está muerta!. Me imaginé diciendole, mire, sra, ud no puede ser mi madre, simplemente porque ya no tengo una madre, está muerta, y aunque siguiera teniendo una madre-muerta, generalmente no le hablan a uno por teléfono. En general -lo bien que hacen- no eligen Telefónica para comunicarse. Eligen otros... -mediums?- En medio de eso estaba cuando recordé que no hace mucho tiempo, una mañana, me despertó su voz, llamándome. Esa sí era su voz, y ella estaba muerta, y sin embargo, me llamaba. Mi argumentación se caía a pedazos y del otro lado crecía un silencio perplejo, angustiante, hasta que vuelve a hablar, interroga, dice un nombre, y no hay dudas, esa es la voz de una madre que le habla a su hija y que no entiende cómo una hija no reconoce la voz de su madre. Balbuceo ....busco desesperadamente algo que decir, algo cierto, sostenible, incuestionable. Por fin acierto en ... ¡número equivocado!. Pocas veces estuve tan feliz de encontrar dos palabras, ¡dos!, que me remolcaran, que me ayudaran a dejar atrás ese pantano absurdo
El otro lado festejó también como un gol mi hallazgo: la mujer se disculpa, nos reimos.... Finalmente la madre entiende que esa no es su hija, la hija entiende que esa no es su madre, las cosas vuelven a su lugar.
En ese instante, de insoportable y fugacisima realidad, fue posible que una madre-muerta hable por teléfono, que una hija no reconozca la voz de su madre, que una madre se equivoque de hija...
Ella no volvió a llamar, por lo que calculo que acertó con el número de su hija.
Yo sin embargo, quedé en el desasociego el resto del día. "Numero equivocado" no fue un acierto. Apenas fue un remolque. No había ni una puta señal despues del pantano que me indicara por dónde seguir.
El otro lado festejó también como un gol mi hallazgo: la mujer se disculpa, nos reimos.... Finalmente la madre entiende que esa no es su hija, la hija entiende que esa no es su madre, las cosas vuelven a su lugar.
En ese instante, de insoportable y fugacisima realidad, fue posible que una madre-muerta hable por teléfono, que una hija no reconozca la voz de su madre, que una madre se equivoque de hija...
Ella no volvió a llamar, por lo que calculo que acertó con el número de su hija.
Yo sin embargo, quedé en el desasociego el resto del día. "Numero equivocado" no fue un acierto. Apenas fue un remolque. No había ni una puta señal despues del pantano que me indicara por dónde seguir.
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