Central de sueños. Aquì, en el desayunador, un domingo de tostadas, manteca y mates, el soñante informa un sueño que empieza con pasajes y transformaciones. La escuela es su escuela
pero también "esos lugares muy pobres, como los hospitales". El sueño
tiene ritmo, suspenso, está plagado de
huidas, escapatorias. Hay maestros que se vuelven zombies, hay sobrecitos de jugos clight
que detrás de la promesa de frutos verdes y frutos rojos, esconden gas
lacrimógeno: "abríamos uno, abríamos otro, y del último salía gas
lacrimógeno". Empieza allí la gran escapatoria, todas las escenas son resueltas
con cierta astucia, y hacen pasajes a otra escena. El soñante tiene un lugar
importante, descubriendo las trampas, encontrando salvoconductos, y conduciendo
al resto de sus compañeros por esos intrincados pasajes. Hasta que llega una
escena de una ternura feroz: a Manuel, un compañerito, se le ha perdido su
mamá. Justo allí, soy convocada al sueño, entro en escena aparentemente para
explicar y tranquilizar, pero termino dando la noticia de una forma bastante
desaprensiva: "ah, sí, se murió". Con estupor me dice : ¡y aparte
decías esto, mientras te estabas depilando!. El soñante concluye: "estabas
más preocupada por la belleza que por la muerte". Nos ganó la
carcajada. La charla siguió así, entre ocurrencias y disparates. En un momento
yo le pregunté si él sabía para qué se usaba el gas lacrimógeno, y que
lacrimógeno venía de lágrimas. Así fuimos armando nuestro texto, sin saber de
dónde venía, ni hacia dónde iba. Èl con su sueño atrapa y pesca cosas que
flotan entre nosotros, donde finalmente no importa tanto saber a quién
pertenecen, sino que cosas componen, ligan, entre la experiencia de uno y otro.
Lo que importa, es ayudar a los compañeros a hacer ese pasaje, con toda la
belleza de la que seamos capaces. Así me lo hizo saber. Así me di por enterada.
3 comentarios:
Perorata querida,
siga deshojando sus letras al viento, que mientras sople para estos lados y me las traiga volando, usted me inspira a soñar.
su admirador secreto.
dab siempre me gustaron los secretos, los admiradores, y la combinación de ambos, ni qué hablar.
aque se puede decir ... de tan precioso soñador!
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