Ellas
pobrecitas
fueron a pasar un día de campo al río.
Llevaban flores en la cabeza
sanguches y mates
y la carcajada fácil
esa que brota de pasar las fojas
donde se escribe la crueldad de las cosas.
Nada que hacer: salvo deshacerla en risa
Arriba, quemando el sol.
Abajo, las familias, a la sombra.
Iban y venían ellas
de sol a sombra
pero después las alcanzó la sombra,
las miradas sombrías de las familias
Y se tuvieron que ir
con su risa
y su mutantez
a otra parte.
Se fueron porque ya todos
las miraban y nadie se reía.
las miraban y nadie se reía.
Y a ellas
se les heló la sangre
de un modo
tan familiar
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