Yo traté de
explicarle que todavía no era mujer. Bah, que no sabía. Un signo de pregunta
como un gran globo empezó a hinchársele en el ojo. Yo seguí balbuceando
respuestas frente a ese gran globo vacío. Que me faltaba un poco... no mucho a lo mejor. Que
a veces me parecía que sí pero después que no, que faltaba. Siempre faltaba
algo.
El me agarró del
brazo y me condujo a la puerta: ya conoces la salida me dijo y yo asentí.
Aunque
era mentira.
Conozco muchas cosas, menos la salida.
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