Cuca me regala un sueño. Me ha sentido medio enmudecida
estos días, exhausta. Y como todo lo que pasa de un lado pasa en todos lados,
estuvo trabajando anoche, mientras yo dormía mis diez horas reglamentarias al
exhausto.
Dice que me vio manejando un tractor por las calles de su pueblo. Ella
justo salía de un atraco fallido: había ido a robar a punta de pistola a un
negocio pero la encañonada era ella. Le terminan regalando unos aros rojos. Yo la
saludo desde el tractor sin detenerme diciendo algo como: mucho trabajo, mucho
trabajo.
Ella encuentra la poesía que me hace de relevo. A confesión
de pruebas, relevo de parte.
Un completo abandono/ un abandono que nos permita
confundirnos con lo abierto/ y extirpar la separaciones,/ la segregación y los números.
Abolir, por ejemplo, la palabra. / Que pensar sea nombrar,
/que mirar sea hablar, / que tocar sea llamar.
Eliminar, por ejemplo, la compañía./ Que cualquier cosa sea
todas las cosas,/ que una sombra sea
toda la sombra,/ que estar en algo sea estar en todo./ Y que no exista
lo cerrado, lo que necesita flor paralela.
Y abolir, por ejemplo, el recuerdo./ Que todo esté ahí/ que
todo sea simultáneo,/ que todo se realice en el ojo que mira.
Un abandono tan completo/ que lo abierto disuelva para
siempre/ nuestro grotesco oficio/ de encuadernar la nada.