-...Hay partes donde me tapa.
La pregunta sólo puede provenir de un devenir niño.
La pregunta es un resto de sueño.
Sólo en los sueños ocurren las cosas más sobrenaturales con
total naturalidad.
Hay mar en Rio Ceballos.
Es de noche y llegamos a la playa con mi madre que acepta
meterse al mar, hasta el cuello.
El agua está tibia.
Disfrutamos del agua
Después caminamos por la arena.
Sigue siendo de noche. Más bien un crepúsculo, porque hay alguna
luz todavía.
El tiempo pasa pero la noche no avanza. La luz sigue
inalterable y eso le da a la cosa alguna atmósfera de irrealidad, de película. Empiezo
a sospechar que es un sueño. Pero sigo soñando. Volvemos con madre a una suerte
de hotel, ella entra a la ducha y yo le aviso que vuelvo a la playa. Abajo me
espera un chico que por la escena y la gestualidad debe ser mi novio. Madre en
un tono de reproche me dice:
-¿por qué te vas?
-Porque quiero aprovechar el mar.
El chico me pregunta:
-Y hasta dónde te llega el mar ?
-Hay partes donde me tapa.
Abro los ojos. Sé que ya no es el sueño porque la luz del
sol entra por las rendijas de la persiana y avanza sobre mi cama.
Eso quiere decir que la tierra sigue dando sus vueltas.
Línea de fuga 1
La tía Tita y el tío Marcelo conocen el mar de grandes. Vamos
los tres de la mano, mudos del asombro hasta que la tía se detiene y dice:
¿niiiña y cómo puede ser que toda el agua esa no se nos venga encima? Yo me hago
la sabihonda y le explico: porque está en un hueco, tia. (Al pueblo no llegaban noticias de los tsunamis por entonces)
Línea de fuga 2
Los ríos de las sierras son panditos, con suerte te llegan a
la rodilla. Con mis hermanos corríamos chapoteando y buscando ollitas. Era
encontrar una y exagerar: mirá hasta dónde me llega! Nos poníamos de cuclillas:
Me tapa! Me tapa!